13 julio 2012

Journal d'un corps


Hace un mes que Daniel Pennac visitó Zaragoza para presentar su último libro “Diario de un cuerpo”. Algunas profesoras del colegio tuvimos ocasión de participar de este acto que constó en esencia de dos partes bien diferenciadas: una primera y estimulante presentación del libro y del autor a cargo de Nieves Ibeas en su faceta más genuina de profesora de francés y una segunda, menos convencional, en la que Pennac más que hablar del libro, nos lo leyó. Esto último en sentido literal, pues efectivamente el escritor fue leyendo pequeños (y no tan pequeños) fragmentos de este diario, dando saltos en el tiempo a petición del público. Esta intervención del autor con una dicción y entonación   magistral (ser maestro,  como el sacerdocio, imprime carácter aún cuando se ha dejado de ejercer ) fue sin duda la mejor de las invitaciones para la lectura de este diario de una vida.  Pennac leía la versión original  en francés, y aunque a una se le escaparan muchas expresiones, alcanzaba a entender el sentido y disfrutaba del momento (había un poco de trampa, pues la profesora Ibeas colaboraba leyendo después la traducción española).

   Ahora, cuando llego a la última página del libro  y me limpio una lágrima que se derrama como homenaje al protagonista, Mr. Anónimo, se me ocurre decir que el libro es sobre todo conmovedor pero también crudo, exquisito, cómico, valiente, pudoroso, impúdico, sincero, pesadumbroso,  misterioso, tierno, inteligente, amplio, incompleto, denso, ligero, alegre, triste, serio, desvergonzado, elegante … todo a la vez y todo a ratos tal y como corresponde al relato de la vida de este hombre que se nos revela a través del diario de su cuerpo, con una fidelidad persistente a su propósito infantil a la vez que lo traiciona repetidamente pues, aunque él no lo quiera, por los poros de ese cuerpo contado se le va colando el alma.


Si alguna vez fuiste niño, o tal vez adolescente, si eres joven, si ya has entrado en eso que llaman la madurez, si eres viejo o si tienes algún viejo a tu alrededor … no puedes dejar de leer este diario. Y  nada me gustaría más, tal y como expresó el propio Daniel Pennac aquella tarde en Zaragoza, que hubiera una mujer que le copiara  y nos regalara un relato análogo en femenino.  
 
P.C.
Nota 1: Daniel Pennac escribió también, entre otras, Como una novela. Obra de obligada lectura para todo maestro/a y toda persona interesada en el fomento de la lectura que se precie. 

Nota 2: ¿Por qué las portadas de los libros franceses son tan sosas? ¿Sólo tienen diseñadores de moda?