“Cuando pueda salir a la calle de nuevo, estaré tan contenta que no sabré por dónde empezar… Tendremos una casa propia, alguien me ayudará con los deberes. En otras palabras, ¡volveré a la escuela!”.
Ana Frank
Recomendable artículo de Elvira Lindo sobre sus sensaciones al pisar el Museo de la casa de Ana Frank en Amsterdam. Reflexiones siempre necesarias a la luz del Diario y muy oportunas en este momento en el que nuestros niños y niñas vuelven a la escuela.
Querer entrar y no atreverme. Esos eran los sentimientos encontrados que tenía cuando, de paseo por el Prinsengracht de Ámsterdam, contemplaba la cola de turistas que se organiza a diario a las puertas del edificio donde Anna Frank y su familia se escondieron durante dos años. Querer entrar, pero temer que la exposición del sufrimiento fuera banal, que la puesta en escena frivolizara sobre una historia tan bien contada. Porque este deseo contenido tenía lugar en los mismos días en que leía Anna Frank. El diario de una joven, uno de esos libros que todos creemos haber leído en la juventud, pero del que a menudo solo tenemos noción de algunas páginas. Lecturas para las que ahora me doy cuenta de que no estaba humanamente preparada y que exigen una relectura que las sitúe en el lugar que merecen. Como lectora adolescente establecí una simpatía inmediata con la joven diarista que contaba su versión de una experiencia solo apta para adultos; la lectora madura que soy entiende la magnitud de la tragedia y eso multiplica el valor de lo que lee (...)
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