"La mayoría de los adultos
pensamos que los cuentos tradicionales -de hadas, chinos, rusos,
orientales...- son historias destinadas a entretener a los niños y, en
realidad, son relatos elaborados para ayudarles a vivir, para que ellos
vean reflejados los conflictos del crecimiento, la maduración, sus
propios miedos y, a la vez, les ofrezca soluciones, modelos, no como
reglas o normas sino como un descubrimiento que ellos van haciendo de la
lucha, el esfuerzo, la perseverancia..., valores que los adultos
consideramos importantes, pero que si no se los decimos en abstracto, no
son importantes para ellos".
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