01 mayo 2012

Un libro, un viaje

Siempre quise viajar alrededor del mundo, sumergirme en otros tiempos, visitar otros planetas. ¡Lo logré!. Desde este rinconcito. llamado biblioteca. 


Esta es la leyenda que podéis encontrar siempre que abrís esta página. Todas las personas lectoras sabemos de primera mano que aunque existan libros que se denominan específicamente "de viajes", lo cierto es que cualquier libro es en sí mismo un viaje para el que no hace falta más equipaje que las hojas de papel  (o el dispositivo electrónico) que carga con las letras que componen la lectura.  Por eso, un largo puente festivo puede permitirnos emprender una intensa aventura sin movernos de nuestro sillón favorito y alcanzar territorios lejanos y exóticos como la  isla de Bioko, antigua Fernando Poo, en la que “no se echa a faltar ningún tono de verde”, la misma en la que unas decenas de montañeses del valle de Benasque  estuvieron trabajando en plantaciones madereras y de cacao en los tiempos de la “Guinea Española”*. , Luz Gabás, autora de Palmeras en la nieve, parte de sus propios recuerdos de infancia  (su padre y su abuelo estuvieron entre aquellos colonos)   para sumergirnos en el paisaje y ambiente de la isla y de la finca Sampaka donde “se producía uno de los mejores cacaos del mundo” (afirmación avalada por su superior cotización en el mercado). La historia nos lleva intermitentemente del verde de la selva a las blancas montañas del Pirineo, del calor y la ligereza de la isla al frío de las  recias casas de piedra, de mediados del siglo XX a la actualidad; a la vez que de la ficción a los hechos históricos; entretejiendo una trama de narraciones sentimentales que van formando un bucle   para terminar casi en el mismo punto de partida. Quizás la concatenación de acontecimientos resulta increíblemente "redonda" pero eso no deja de ser mas que una apreciación particular que, por otra parte, no desmerece el global de la obra que, a través de la trama novelesca, nos descubre el ambiente y los episodios de una parte de nuestra historia reciente de la que poco se ha sabido ni en su momento ni en los posteriores  y nos documenta especialmente sobre el punto de vista de los nativos, de cómo vivieron y sufrieron las consecuencias de la actuación (o inhibición) del Gobierno Español en los años que siguieron a la independencia. En el libro se pone de manifiesto la gran paradoja que supone que, mientras la vieja metrópoli se despojaba de un régimen dictatorial y se democratizaba, daba la espalda a las crueles políticas dictatoriales (Macías,  Obiang) que se han venido sucediendo en la antigua colonia, dejando escapar ocasiones de intervención e incluso posibilidades de rentabilizar los yacimientos petrolíferos que fueron descubriéndose y que otras potencias europeas no desaprovecharon.  Toda esta mezcolanza de  asuntos están escritos con pasión, una pasión que impide interrumpir la lectura pues, a pesar de sus más de 700 páginas, puede decirse que es inevitable “leerla de tirón” y que además te deja con las ganas de saber más sobre el destino de la antigua  “provincia española” y de aquellos ciudadanos que un día fueron, al menos sobre el papel, tan españoles como los de aquí, y que hoy en día están en escalas muy bajas de desarrollo social, a pesar de ser un país con inmensan riquezas naturales que le colocan en el puesto 38  del ranking mundial de renta per capita.

 * Para quienes estén interesados en profundizar en este episodio, recomendamos el libro  Guinea en patués: De los bueyes del Valle de Benasque al cacao de la isla de Fernando Poo que recoge los testimonios de muchos de aquellos emigrantes a la antigua colonia española en África.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Para los que somos del Bal de Benás, lo tenemos muy grabado en nuestra memoria, las historias de nuestros mayores que fueron a una isla perdida en la Guinea a trabajar y a labrarse su futuro entre enfermedades, carencias, etc... para muchos de ellos que jamás habían salido de su valle. Algunos volvieron con riquezas, otros no tanto, pero la huella en Guinea y en nuestro valle es imborrable.

Anónimo dijo...

Para los que somos del Bal de Benás, lo tenemos muy grabado en nuestra memoria, las historias de nuestros mayores que fueron a una isla perdida en la Guinea a trabajar y a labrarse su futuro entre enfermedades, carencias, etc... para muchos de ellos que jamás habían salido de su valle. Algunos volvieron con riquezas, otros no tanto, pero la huella en Guinea y en nuestro valle es imborrable.